ELENA VILLASEÑOR Z.

Elena Villaseñor Hoy
por Carlos Blas-Galindo
(Critico de Arte)

Los resultados que ahora exhibe se hayan plenos de congruencia. Lo que sucede es que, pese a las innegables conquistas derivadas del pensamiento posmoderno y del arte postvanguardista, aún subsiste una idea de estilo individual que resulta sospechosamente parecida a ciertos preceptos que muchos creíamos rebasados desde hace demasiado tiempo. Tal idea (que hoy día es más bien uno de tantos prejuicios. O una normatividad impuesta) consistiría en constreñir al lenguaje de cada autora o autor a una sucesión. O, lo que es peor todavía, a una progresión. Esto último, pese al riesgo –mismo en el que tantos productores han caído- de devenir en autofagia. El término autofagia no es exagerado, ya que en un estilo individual de tal índole ocurriría que lo nuevo, por el mero hecho de serlo, habría de sustituir fatal y terminantemente a todo lo precedente.

Villaseñor, en cambio, se rebela ante dicha concepción de lo estilístico, puesto que, de aceptarla, para ella implicaría conferirles una caducidad predeterminada –o una obsolescencia programada, y obligatoria para colmo- a los logros que como profesional de las artes visuales ha obtenido con anterioridad. En las obras que ahora exhibe, esta autora se enfrenta exitosamente al reto de reformular soluciones artísticas que había conseguido en fases previas de su carrera. De reformularlas, porque (a diferencia de lo que sí les ha acontecido a los peores posmodernistas de receta), no las tiene por insuperables ni las recupera con añoranza. Menos todavía por esterilidad. Antes bien: asume el riesgo de verificar los grados de vigencia que tales soluciones presentan hoy día. Y algo así no sólo no está reñido con su creatividad, sino que la potencia. Porque, vista sin tapujos, sin esos mismos preceptos a los que ella se opone con su obra actual, la carrera sin fin en pos de lo novedoso por la novedad misma se ha convertido para muchos de sus colegas en sucedánea del aporte original. De la innovación creativa.

Y Villaseñor ha comprendido cabalmente que la creatividad significa proponer soluciones inéditas para requerimientos preexistentes, así como para problemas de reciente cuño. La postura de esta artista implica tal riqueza, que suscita más interrogantes todavía. Si el arte viene del arte, no parecería extraño que ella partiera del propio. Sin embargo, cabe la duda de si lo que hace es citar (otra vez: a la manera posmodernista más típica). O, más apropiadamente, si lo que hace es citarse y, como lo hacen los posmodernistas, expandir el presente. Su presente. Lo que sucede es algo distinto: las suyas no son citas, pues sus recursos no son los mismos que los que utilizó antes. Pudiera decirse que los elementos de origen pretérito que ahora emplea serían versiones actualizadas de los que les antecedieron.

Y hay algo más: su obra actual es una de las consecuencias de que considere su trayectoria artística con una mirada abarcadora, incluyente.

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